Estoy muy felíz por que una amiga muy especial se unió a éste blog. Me enorgullece y me llena de motivación para continuar escribiendo y expresando mis inquietudes. Ahora que mi amiga y mi fanático número 1, mi esposo, leen mis columnas voy a desparramarme más aún. Mi amiga es una mujer muy buena, luchadora, inteligente, espiritual, honesta, sincera, sensible, dulce, cariñosa, divertida y siempre fué una maestra para mí. Nos conocemos hace 23 años. Eramos una pivas cuando comenzamos nuestra linda amistad. Empezamos juntas la universidad. En aquellos entonces la conocí a ella e inmediatamente nos juntamos. Ella llenaba en mí mi necesidad de estabilidad y seriedad por la vida. Y yo creo que yo le satisfacía a ella su necesidad de diversión y un poquito de desórden. Recuerdo que yo me reía mucho y ella se reía conmigo. Eramos una chicas inocentes y mirábamos nuestras vidas con la misma frescura y asombro con que lo hace un bebé al percatarse que llegó a éste mundo. Compartíamos las clases, las tareas, los chistes, las historias, las inquietudes, dudas y a otras amigas muy especiales que conocimos allí mismo en el mismo tiempo en que nosotras nos conocimos. Aún esas amigas ocupan un lugar muy importante y especial en mi corazón. Las añoro y extraño a menudo. Recuerdo como nos reuníamos a diario para festejarnos a nosotras mismas. Cualquier esquina era buena para la bayoya que formábamos. Todo era un chiste y una risería. Quisiera reírme así aún. Yo me reía de todo!! A veces me río, pero no creo que con la misma intensidad de aquellos tiempos. Compartíamos nuestras inquietudes académicas, familiares, sexuales, sociales y un montón de cosas más. Las horas que pasábamos en las glorietas leyendo e interpretando las historias de la revista Luz, era más la pavera infinita que nos provocaba dicha lectura que el mismísimo interés por saber algo de sexo. Vale la pena aclarar que para aquellos entonces casi todas éramos vírgenes aún. Cosa que no es muy común en ésta era. Wow!! Como cambian los tiempos, hace 23 años atrás gran parte de las chicas entraban a la universidad siendo vírgenes aún. Pues sí, la mayoría de nuestro grupo de amigas éramos vírgenes aún. Nos conservabámos bastante y nos cuidábamos de los buitres que nos asechaban. Que vida tan bonita teníamos. Esos fueron tiempos muy gloriosos para mí. El regocijo y la alegría eran las principales prioridades en mi vida. Cierro los ojos y puedo transportarme a las glorietas y vernos a toda risa, sin prisa , puedo ver la cafetería y saborear mi chocolate caliente, puedo verme sentada en el piso de la entrada de la biblioteca rodeada de éstas chicas divinas, bellas y espectaculares hablando y riéndonos sin ningún tipo de control.
Recordar es vivir. A tí mi amiga, gracias por tu bella amistad de tantos años, aunque no nos vemos mucho sabes que te adoro y que ocupas un lugarzazo en mi corazón y sueño con esa próxima reunión en la que nos juntaremos y nos reiremos más que cuando lo hacíamos hace 23 años atrás. Te quiero!
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