lunes, 19 de julio de 2010

El Encuentro de las Llamas Gemelas


Muy importante es el preámbulo, el pasado, las experiencias que te llevan a encontrar tu llama gemela. Mi preámbulo fue largo lleno de vivencias divinas y otras fatídicas. He aquí una historia, una de tantas, pero ésta fué la que me llevó a encontrar a mi flamita perdida, que me esperaba, solo tenía que abrir la puerta de mis ojos y mi conciencia para que pudiera entrar. Luego de recorrer un camino incierto, lleno de aventuras,  incertidumbres, alegrías, penas y sobretodo muchos cantazos y aprendizaje, me encontré a mi misma.

 A los 28 años me encontré hayando un hueco profundo dentro de mi corazón.... Claro, éste hueco lo cavé yo misma con todas las movidas, decisiones y caminos que tomé durante mis años de juventud. En mis adentros era felíz, felíz conmigo misma, con mis convicciones, mis gustos, con mi persona física y espiritual, pero me faltaba algo, un algo que ocupaba mucho espacio dentro de mí. Pues sí, me faltaba algo esencial, la pareja que tenía no era mi media naranja.  Me encontré insatisfecha, frustrada, abandonada, viviendo en compañía de un chico (por que no era un hombre, lo que se dice un hombre hecho y derecho), que no me valoraba, no era considerado ni con mi persona, ni con mi corazón, ni con mi cuerpo, ni con mi perro!! El era la inmadurez enteramente personificada. No era mala persona, pero no llenaba mi alma, su supuesto amor no era verdadero amor.  No me daban maripositas en el estómago la cercanía de su cuerpo al mío. Su piel no me llamaba. Sus olores me auyentaban.  Me sentía mas avanzada que él en diferentes áreas. En cierto punto de nuestro camino yo comencé a caminar en otra dirección. Crecí, desperté y maduré. Necesitaba recorrer y experimentar otras cosas. Estábamos casados. Te preguntarás, como llegué ahí? Yo también me lo preguntaba muchas veces. Ese matrimonio fué el resultado de mi desesperación por no tener que llegar más a casa de mi padre, ni tener que dar mas explicaciones de mis salidas. No sabía como iba a salir de ahí, pero sabía que tenía que hacerlo por que una parte de mi se desvanecía en un letargo. Estaba decidida que esa serí la ultima relación amorosa disfuncional que tendría. Mi mente y mi corazón estaban listos para algo verdaderamente trascendental. Todos los tropiezos y relaciones intensas de finales fatídicos me llevaron a decidirme. Todavía estaba jóven, bella, llena de energías, era mi momento. Necesitaba una chispa de amor, una llama ardiente que me prendiera el alma.
Esta relación fue muriendo poco a poco, fue mi primer hombre, no fue fiel, su prioridad eran sus músculos y verse bien, lo cual me causaba una risa incontrolable. Ejercitarse es importante, pero hay otras cosas que también lo son. Por ejemplo ejercitar el espíritu y la mente. Siempre supe que él no era para mi. No dominaba las letras, era una mentira su carrera universitaria, sus trabajos, proyectos, asignaciones siempre se las tenía que hacer otro, ya que no tenia capacidad de redacción y al escribir tenía miles de errores ortográficos. Convencía a los maestros con su dulzura, pero la verdad no tenía el temple ni las agallas de meterle el cerebro y el corazón a lo verdaderamente importante. A mí me decía que me amaba, pero me era infiel, lloraba de amor, pero no era cierto, era su amor incondicional a su propio yo, a su mismísimo ego. Quería ser abogado, yo sabia que eso nunca pasaría, pero lo animaba y lo aconsejaba que le dedicara tiempo a la lectura y la escritura, ya que con todas las lagunas ortográficas que tenia no llegaría de aquí a la esquina. Hasta que un buen día le dieron la oportunidad de entrevistarse en una escuela de leyes. El proceso de evaluación consistía de 3 partes, la primera era su promedio académico, el cual no estaba tan mal, logró graduarse de bachillerato, tenía que hacer un ensayo de un tema libre, el cual lo preparé yo y la tercera parte era la entrevista con uno de los profesores de la facultad de leyes. Ahí no podría engatuzar a nadie, eran Él y el Profesor. Yo lo esperaba en uno de los pasillos de la escuela. Aparentemente el profesor se dió cuenta bastante rápido de sus lagunas y poco cacumen e inmediatamente lo confrontó con sus prioridades de vida. Le preguntó que a quién pensaba que estaba engañando? El era bastante fornido y se vestía de tal forma que lo que sobresalía de su persona eran sus músculos. No estaba mal, pero quizás un poco exagerado para un profesor de leyes. El profesor le dijo que tenía que olvidarse de ejercitar tanto sus músculos, que el único músculo que en esa escuela requerían se ejercitara era el musculo del Cerebro. Fatal! El ego de mi antiguo compañero estaba destrozado. Que dolor! El salió de aquel salón devastado, confrontando su realidad. Yo sabía que la entrevista sería difícil, pero no me imaginaba que la entrevista fuese tan dura y despiadada. Me dió mucha pena, pero era su camino y su verdad. Su gran verdad, la cuál debía encarar. Al igual que yo tenía mi propio camino que recorrer y mi propia verdad que encontrar y no quería seguir arrastrando a alguién a vivir la vida como yo la quería vivir.
Quería encontrar un hombre bastante definido en la vida y convicciones. Yo era libre de espíritu y me dí la oportunidad, a pesar de los miedos, inseguridades y el que dirán. Tenia miedo de las opiniones de los familiares, pero salí de aquel hueco oscuro. Esa parte de mi ser que se desvanecía comenzó a ver la luz. Mi alma se ilumino con la llegada triunfal de mi llama gemela. Agradezco a mi pasado esposo todo el camino recorrido juntos, gracias a Él ví la luz en el camino del amor. Me dió la oportunidad de conocerme como mujer y escudriñar en mi alma y verme a mi misma y lo que esperaba de la vida. Fueron momentos buenos, malos, memorables, divertidos, tristes, pero sobretodo fueron todos esos momentos los que me posaron en el momento, el lugar y las circunstancias perfectas para entrar en la próxima faceta de mi vida. La faceta de vivir el enamoramiento más profundo, divertido y felíz que he tenido en mi vida. Sentía que como ese amor no habría otro en mi vida. He sido dichosa y agradecida de poder vivir ésta experiencia a plenitud. Ya han pasado 10 años desde aquel día en que decidí dejar entrar la luz en el lado oscuro de mi vida. Esa luz sigue siendo tan luminosa y brillante como el primer día.




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