martes, 20 de julio de 2010

Hasta que nos encontramos los 3

Los 3, los 3, todavía me suena extraño, como es eso de que ahora somos 3?? Ni yo misma lo creo aún. 3 es un número impar, 2 era íntimo, romántico, único, pacífico, pero 3 son un grupo, 3 corazones, 6 pulmones, 3 almas. 3 fue una cesárea, 3 son responsabilidades, sacrificios, horas sin dormir, cambio radical de vida. No había marcha atrás. Una parte de mí ya era el pasado. Mis espaceos, mi tiempo sola, mis letargos se desvanecían con la nueva y fresca experiencia del milagro de la maternidad. E iba en el acoplamiento de una nueva ruta, un nuevo camino y un nuevo giro, cuando el cansancio extremo, después de tantos meses sin dormir, me sorprendió soñolienta viéndome y sintiéndome dentro mi madre. Su esencia rondaba dentro de mí, soñolienta relidad. La Santa Madre que me trajo al mundo y me cuidó, me arrulló, se amaneció, y me dió la vida que hoy disfruto, los valores que hoy poseo. Como no verme en ella al verme en su papel. Me dí cuenta de su valor, de su dedicación, de sus errores, de sus logros y de que no soy quién para juzgarla. Ella lo hizo fenomenal, y nosotros eramos 3 pequeños y ella podía sola con aquella avalancha de trabajo. Ella es mi heroína. Estoy infinitamente agradecida de ella. No tendré vida suficiente para agradecerle todos sus sacrificios, su tiempo, sus enseñanzas y todo lo que hizo para que yo tuviera una vida digna y plena. Todavía no entiendo como es que hay gente que no quieren a su madre. Madre sólo hay una y no hay amor tan grande, puro y desinteresado que el de una madre. Gracias mami, te amo.

Mi bebé siempre pendiente de su alimento..
Y yo en el camino de nosotros 3, Él , mi retoño y yo. Mi retoño era toda una reinita, parecía un pajarito, lloraba, quería ser mimada y acariciada y así mismo la complací. Me dedicaba a ella 24 horas, 7 días a la semana. Mi nueva cara de madre me llenaba, al fín tenía mi célula dividida. Cada vez que la miraba, la arrullaba, la alimentaba, pensaba en el milagro de la vida, ella salió de mi cuerpo y era producto de un amor muy fuerte, comprometido y de vigas profundas. Ella era puro amor. Ella se saciaba de mis pequeños pechos. Cómo era que mis pequeños pechos producían tanta leche. La leche era tanta que hubíera podido alimentar a 5 o a 6 bebés más a la vez. La vida era diferente, mi cuerpo había asimilado la maternidad y todas sus peculiaridades. No podía creer que la casa se había llenado de hormigas, todas trás los rastros de leche materna que se me chorreaba, era una invasión, pero sin embargo no conseguí poder donarla. Fué complicado, así que se perdió mucha leche. Eso me dió mucha pena, tantos bebés en el mundo sin nada que comer y yo hecha un mar de leche materna... Mi princesa creció y yo a su lado todo el tiempo, cuidándola, enseñandoles sus primeros pasos y mucho más. Mi amor hacia ella crece al igual que mis miedos e incertidumbres en la vida. Ahora si me da temor enfermarme, morirme y dejarla a ella sin su más preciada guia en el camino incierto y despiadado del crecimiento y la vida. Siempre cuidé mi salud, pero me sentía invensible, nada ni nadie me podía tumbar. Ahora el cansancio me arropa de vez en cuando y hago mil intentos para alejarlo de mi. Quiero ser energía pura hasta el dia en que muera. Mi meta es poder criar a mi hija y verla hacerse adulta y hacer su vida, verla felíz y realizada, sólo así podré descansar en paz, el día que me toque. Por el momento esta mi historia de los 3. Hay historias de mi reinita y mi rey cocinándose que luego contare...

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